Marta Barbón

Después de que Dorothy Gale se calzara los zapatos rubí por arte de birlibirloque, los famosos salones rojos vivieron una aventura casi tan fantástica como la historia ideada por Frank Baum. Se lo contamos en lo que se tarda en dar una vuelta over the rainbow.

En el texto original, los zapatitos son plateados pero como la película se iba a rodar en Technicolor, se transformaron en rubís para aprovechar los colores saturados de esta técnica. Estos zapatos fueron diseñados por el jefe de vestuario de la Metro, Adrian Gilbert. Los primeros tenían un planteamiento bastante distinto a  los que lució finalmente Judy Garland. Fueron diseñados con motivos árabes, cargaditos de piedras semipreciosas y con la punta levantada. Las pruebas de vestuario de la película se hicieron con este par y ahí se dieron cuenta de que no pegaban mucho ni con el mágico mundo de Oz ni en los pies de una campesina de Kansas.

Así que Gilbert planteó otro diseño. Esta vez con mostacillas rojas que simulaban rubíes. Pero con este nuevo diseño, los zapatos pesaban un quintal, así que decidieron cambiar los abalorios por lentejuelas, mucho más ligeras. Para cada zapato utilizaron 2.300 lentejuelas. Dos semanas antes de que comenzara el rodaje, Gilbert añadió una joya al zapatito: un lazo de cuero lleno de pedrería de cristal rojo. Y con este diseño dio en el clavo. Algunas fuentes aseguran que el diseñador llegó a realizar hasta siete pares idénticos del famoso modelo, pero en la película sólo se utilizaron cuatro.

Los zapatitos del número 5 americano se fabricaron en una empresa de calzado de Los Ángeles. Primero los tiñeron de color rubí y, a continuación, fueron cosiendo las lentejuelas en una organza del mismo tono y, después, el fino tejido se pegó al cuero. No todos los modelos fueron del mismo rojo rubí. Algún par se realizó en un tono burdeos para probar cómo funcionaría ese color en Technicolor.  Para amortiguar el ruido que hacían las suelas, algunos llevaban una pieza blanda, como una almohadilla. Y en cada interior del zapato derecho aparece el nombre de la empresa en oro o en plata.

¿Qué pasó con los cuatro pares utilizados en la película?

Durante años, los estudios de cine fueron bastante descuidados con los trajes que sus estrellas lucían en las películas, incluso con los guiones u otros objetos. Había empleados que se los llevaban como recuerdo. Kent Warner fue uno de esos avispados trabajadores que amasó una gran colección con todos los souvenirs que se llevó de la Metro. Los cuatro pares utilizados en la película estaban en un sótano de los estudios y Warner los descubrió en 1970 mientras ayudaba en la organización de una subasta de vestuario. Uno de los pares se convirtió en la pieza central de la puja y se vendió por 150.000 dólares. Su destino final fue el Smithsonian Institution de Washington gracias a una donación anónima. Warner se quedó con el par mejor conservado y vendió el resto.

El par del Smithsonian es el par que Judy Garland lleva cuando se los muestra al portero de Ciudad Esmeralda y cuando baila por el camino de baldosas amarillas. Cuando en el museo limpiaban sus zapatos rubí, los sustituían por el par de Warner, el mejor conservado, la crème de la crème. Con suela roja, lleva la inscripción “7 Judy Garland”. De estos zapatos hay un documento en la Biblioteca del Congreso, en Washington. Fueron utilizados en los primeros planos de la actriz, en algunos pasos de baile y en la escena final, cuando Dorothy toca sus talones. Además, fueron los que llevaba la Bruja Malvada del Este. Por ese motivo, se denominan “los zapatos de la Bruja”. La Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas se hizo hace años con este mítico par con la ayuda de Leonardo DiCaprio y Steven Spielberg.

Otro de los pares utilizados en la película fue robado del Museo Judy Garland en Grand Rapids, en Minnesota, la noche del 27 de agosto de 2005. El FBI los recuperó el año pasado.

Y el cuarto par fue realizado para Bobbie Koshay, la doble de Judy Garland. Son del número 6 y en su interior figura la palabra “doble”. Este par también pudo ser utilizado por la auténtica Dorothy en las fotos oficiales de la película. Estos chapines (en el doblaje español) están en manos privadas.

¿Y el primer par que diseñó Adrian Gilbert? Los zapatitos arabescos también cayeron en las manos de Kent Warner, que los vendió por poco más de medio millón de dólares a la actriz Debbie Reynolds para su fabulosa colección de objetos cinematográficos.

¿Por qué estos zapatitos rubí despiertan tanto interés? Los expertos apelan a su simbología. Dicen que han trascendido a Hollywood y que muestran la cara más inocente de los Estados Unidos. La escritora Jonalyn Fincher afirma que estos chapines son a la vez el problema y la salvación de Dorothy, la razón por la que la bruja la persigue y su vía de regreso a la granja de sus tíos. Representan la esperanza de regresar a uno mismo… Tac tac tac.