Cantando bajo la lluvia

“Escribe sobre Cantando bajo la lluvia” me piden desde SACO. Y sentado ante la página en blanco lo primero que me viene a la cabeza es el añorado Marcos Mundstock (Les Luthiers), y su frase de “Encuentro en el restaurante”: «Qué podemos añadir que no se haya dicho ya… ¡O que sí se haya dicho!». Porque, claro, estamos ante un tótem de la historia de cine. “El mejor musical de todos los tiempos”, labran en mármol las recurrentes listas de mejores películas de la historia. “Una exaltación de la alegría de vivir”. “La película que siempre te pone de buen humor». “Un canto de amor al cine y su historia”. Y supongo que me dejo algún lugar común más.

Ojo, que sean lugares comunes no significa que no sean ciertos. Pero, ¿por qué sucede esto? Innegablemente la música tiene mucha responsabilidad en estas categorizaciones, aunque la selección y unión de las canciones para una nueva película musical para la Metro-Goldwyn-Mayer (la última que supervisó personalmente Louis B. Mayer) no podría estar más alejado de la intención sublimadora del género musical. En absoluto. Todo es más prosaico. Al fin y al cabo, el productor Arthur Freed, cabeza de la ‘Freed Unit’ responsable de los grandes musicales de la MGM, buscaba aprovechar el rebufo de Un americano en París (An American in Paris, 1951), que un año antes había conseguido alzarse con el Oscar a la mejor película, y de paso reverdecer viejos laureles reutilizando canciones que el propio Freed, junto a Nacio Herb Brown, había escrito para películas del periodo 1929-1939. Dado que la canción más exitosa del catálogo escogido era “Singin’ in the Rain” se decidió convertirla en el eje del argumento, e incluso utilizarla como título de la película. En busca de una historia en la que integrarlo todo se contrata a los guionistas Betty Comden y Adolph Green, y a Gene Kelly (estrella de Un americano en Paris) como actor protagonista y codirector junto a Stanley Donen. De esta manera Cantando bajo la lluvia (Singing in the Rain, 1952) se convierte en la segunda colaboración Kelly-Donen, después de Un día en Nueva York (On the Town, 1949), en una trilogía que se cerrará con Siempre hace buen tiempo (It’s Always Fair Weather, 1955).

La clave estaba en volver a la época a la que pertenecían las canciones seleccionadas. Comden y Green arman una sólida historia basada en el paso del cine silente al sonoro. Y sí, decimos cine silente, ya que nunca fue mudo. Desde los comienzos del kinetoscopio de Edison (quien desde el principio tuvo la intención de unirlo al fonógrafo creando el kinetófono), y con los espectáculos de masas del cinematógrafo de los Lumière, se vio la necesidad de añadir la música como elemento indispensable de este tipo de espectáculos. Por múltiples factores (tapar el ruido del proyector, hacer la experiencia de sombras flotantes más amable para el público, aportar ritmo a la historia…), la música fue el socio ideal del cine, como bien refleja Cantando bajo la lluvia con la orquesta en el foso durante la proyección de esa parodia de Los tres mosqueteros de Kelly titulada El truhán real. La precisión historiográfica de esta película es extremadamente valiosa, al fin y al cabo muchos de los implicados fueron protagonistas principales en ese cambio propiciado por el huracán sonoro que se personifica en el estreno de El cantor de jazz (The Jazz Singer, 1927), y vivieron todas las dificultades de los primeros intentos de registros sonoros en escena, los problemas con la sincronización, y la aparición del musical como rey indiscutible de estos años.

La música en Cantando bajo la lluvia ocupa más del 50% del metraje de la película, y no es baladí el orden de presentación, en un cuidado equilibrio de números lentos y rápidos que consiguen que el ritmo nunca decaiga. A continuación desgranamos número por número cada una de las canciones utilizadas. Salvo que se indique lo contrario, todas las canciones tienen letra de Arthur Freed y música de Nacio Herb Brown:

  • «Fit as a Fiddle (And Ready for Love)», canción publicada originalmente en 1932, con música de Al Hoffman y Al Goodhart, letra de Freed.
  • «Temptation» (instrumental) de la película Going Hollywood (1933).
  • «All I Do Is Dream of You» de la película Sadie McKee (1934). El arreglo para esta película acelera el tempo original. La canción ya había aparecido en otras películas. Por ejemplo, podemos escuchar una versión instrumental al piano interpretada por Chico Marx en Una noche en la ópera (A night at the opera, 1935).
  • “Make ‘Em Laugh», es considerada una canción original para la película, pero guarda un innegable parecido con “Be a clown” de Cole Porter, que se puede escuchar en otra producción de Freed, The Pirate (1948).
  • El montaje «Beautiful Girl» aglutina diferentes canciones «I’ve Got a Feelin’ You’re Foolin'» de Broadway Melody (1935), «The Wedding of the Painted Doll» de The Broadway Melody (1929),»Should I?» de Lord Byron of Broadway (1930) y «Beautiful Girl» de Stage Mother (1933).
  • «You Were Meant for Me» de The Broadway Melody (1929).
  • «You Are My Lucky Star» de Broadway Melody (1935).
  • «Moses Supposes», canción original con música de Roger Edens, y letra de los guionistas Comden y Green), basada en un trabalenguas con el mismo título.
  • «Good Morning» de Babes In Arms (1939).
  • «Singin’ in the Rain» de Hollywood Revue (1929). Se le añade un preludio con un tarareo de Gene Kelly creado ex novo para la película, con la intención de suavizar el paso de la música extradiegética que suena en el beso entre ambos protagonistas y el número musical. Además, es importantísima la adición del propio Kelly cantando «I’m singing… and dancing in the rain», que justifica el número de baile y da entidad propia a la canción.
  • «Would You?» de San Francisco (1936).
  • «Broadway Melody», que aúna «The Broadway Melody» de The Broadway Melody (1929) y «Broadway Rhythm» de Broadway Melody (1935). La música para el «Broadway Ballet» está compuesta por Nacio Herb Brown.

Alejandro González Villalibre